Es verdad, todos tenemos amigos, aunque sea uno... lo fome es cuando uno se da cuenta de que ya no los ves con la frecuencia que te gustaría, y se dejan de contar esas cosas que solo se cuentan entre amigos... sin embargo, de vez en vez sucede algo casi mágico, uno se vuelve a encontrar en espacios inesperados y te vuelves a sentir en confianza con esa persona que no veías hace meses... es lindo, es sorpresivo y eso lo hace aun más emocionante.
Me ha pasado eso en las últimas semanas, reencontrarme sin querer queriendo teniendo conversaciones con olor a recuerdo, con ganas antiguas y sonrisas perdidas... me he sentido renovada gracias a mis viejos amigos, a esos que uno sabe que están ahí aunque no se note y a los que uno siempre es capaz de extenderle una mano en momentos difíciles.
Estoy feliz de saberme querida, de saber que en estos tiempos, como las vacaciones, uno y los otros se dan el tiempo de sacar del fondo de la memoria todos los ratos compartidos, los buenos y los malos, y sin hacer caso de eso mismo, volver a reecontrarse con quien quizás ya no sea central en nuestras vidas, pero que se merecen un espacio por el respeto al pasado y al cariño compartido desde siempre.
Gracias a todos mis amigos, a los que han estado conmigo y a los que no también... sobretodo un abrazo grande a esos con los que he peleado y hemos llorado, a esos que me han dado la palmada en la espalda justo cuando lo he necesitado y una palmada en el poto cuando me lo he merecido.
Suena cursi, pero de vez en cuando es bueno serlo, dejar de ser cerebral y mejor celebrar a los amigos.
Me ha pasado eso en las últimas semanas, reencontrarme sin querer queriendo teniendo conversaciones con olor a recuerdo, con ganas antiguas y sonrisas perdidas... me he sentido renovada gracias a mis viejos amigos, a esos que uno sabe que están ahí aunque no se note y a los que uno siempre es capaz de extenderle una mano en momentos difíciles.
Estoy feliz de saberme querida, de saber que en estos tiempos, como las vacaciones, uno y los otros se dan el tiempo de sacar del fondo de la memoria todos los ratos compartidos, los buenos y los malos, y sin hacer caso de eso mismo, volver a reecontrarse con quien quizás ya no sea central en nuestras vidas, pero que se merecen un espacio por el respeto al pasado y al cariño compartido desde siempre.
Gracias a todos mis amigos, a los que han estado conmigo y a los que no también... sobretodo un abrazo grande a esos con los que he peleado y hemos llorado, a esos que me han dado la palmada en la espalda justo cuando lo he necesitado y una palmada en el poto cuando me lo he merecido.
Suena cursi, pero de vez en cuando es bueno serlo, dejar de ser cerebral y mejor celebrar a los amigos.