junio 14, 2007
junio 11, 2007
Tickle me Emo!
El otro día (creo que ayer) estaba haciendo zapping y me quedé pegada viendo Canal Copano, un programa para adolescentes tipo Cabra Chica Gritona, pero versión masculina... igualmente irritables e infantil...
En fin, la cuestión es que entremedio pasaron este video, que con sabiduría les paso a ustedes... Tickle me Emo, es un Elmo emo...
Te hace pensar, no?
En fin, la cuestión es que entremedio pasaron este video, que con sabiduría les paso a ustedes... Tickle me Emo, es un Elmo emo...
Te hace pensar, no?
Comandatuba, Chiloé y Rengo!
El viaje a Comandatuba partió demasiado cargado... ese miércoles en la mañana fue rudo, comenzando por la levantada a las 08.00 hrs. para salir a hacer actividades diarias de último momento hasta llegar al deptos a ducharse apurados porque el taxi nos esperaba abajo, pasando por una entrevista de trabajo de no sé dónde (bueno, ahora si sé, pero en ese entonces andaba medio perdida) y haciendo informes de ex-pacientes para tribunales... cómo la ven?
Las actividades estilo empresa de Jaime estuvieron bien programadas, lo pasé muy bien, aprendí a jugar golf, el equipo de Jaime ganó el
Al final la cuestión es que jugamos un rato a eso
La vuelta el domingo por la tarde fue un poco triste porque hubo un sol satánico, el que nos dejó bronceados en 15 minutos, y nadie quería dejar la vida de ricos y famosos, con masajes de spa incluidos (gracias mi amor por ser tan buen deportista), bar en la piscina y crédito honorífico de regalo por llegar al ingrato frío de Santiago, las responsabilidades laborales y la jornada completa.
¿Rengo? se preguntarán ustedes... sí! Rengo, ciudad perdida entre la cordillera y el frío invernal, un poco más allá de Rancagua y con un único hotel llamado Olimpo... porque aunque nos fuimos a Rengo dormimos en el Olimpo... debo contar mis desventuras allí para que no crean que mi vida es happy happy all day.
Si cuando estuve en Chiloé pensaba que moriría del frío, en Rengo los riesgos de hipotermia eran aun mayores. Llegando al hotel del terror, más helado que el cementerio general, los calefactores estaban malos y me llevaron una estufa halógena que calentaba menos que un fósforo... con suerte la cama era calentita, aunque chirriaba, y la ducha con agua hiper caliente antes de acostarme (aah, cierto, el chorro del agua terminó siendo un hilo de agua y me congelé en la ducha) me permitieron un sueño semi-reparador.
A la mañana siguiente todo tomaba color difuso... el desayuno fue un ir y venir de pancitos tostados que nadie entendía ¿porque nos seguían llevando comida si ya habíamos terminado?... y por la tarde, momento para dormir algo antes de salir a trabajar a aplicar encuestas al turno de noche, llego a mi pieza y descubro para mi, oh sorpresa, que sacaron la chapa de la puerta y en medio de tal vulneración bajé empelotada y media a reclamar... que gané, se preguntarán ustedes... nada!!! Me tuvieron 45 minutos mirando tele en una pieza con muebles del año 20 y una lcd de 40" viendo 'That's 70 show' y cagada de sueño... sin tomar en cuenta los cuadros de vaqueros fantasmales que le daban el toque de hotel del horror por el cual en cualquier momento pasaba Scooby Doo y su pandilla persiguiendo al indio de madera mientras se movían los ojos de los vaqueros tristes y oscuros (es cierto, habían indios tallados en madera tamaño real, algunos con arco y flecha, otros con vasos de cerveza... ?!¿?!¡¡¡?¿?) Para rematar, el hotel ahorraba energía, entonces de noche las luces funcionaban con censores de movimiento, por lo tan uno tenía que mover un brazo en medio de la oscuridad para poder avanzar por los pasillos. Ni les cuento la mala cuea' que tuve a la mañana siguiente... después de trabajar hasta las 04.00 am, lo único que quería era dormir hasta el fin del otro día y no despertarme con martillazos a las 08.45 de la mañana... en fin, gajes del oficio... seguramente era para recordarme que Chiloé había sido una excepción y que la realidad nunca era tan buena.
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