Puchas... se me (nos) acabaron las vacaciones... es complicado re-conocer la rutina citadina, las levantadas de madrugada (8.00 am), los desayunos apurados, los torrentes de people en los paraderos, etc. etc.
Es díficil enough volver a la ciudad, aunque nunca me fui por más de una semana, volver así como en serio, así como en marzo, implica dar la cara a la fuerte, humeante y vaporosa realidad... esa de la que me logré escapar casi un mes entero.
Resulta inverosímil que ya deba rearmar un horario, esta vez no académico, y decidirme de una vez a ser joven profesional con trabajo, con estudios a medio terminar y pololo a tiempo completo (lo que es siempe un agrado) y renunciar a los pequeños placeres veraniegos para cambiarlos por pantalones de señorita y zapatos cerrados. Si hasta el gym se hace más lejano por culpa de la jornada laborar y las reuniones sociales se alejan entre sí por culpa del cansancio congénito de todos.
Sin embargo, no todo es malo estos 10 meses del año que quedan por delante porque ahora, que marzo nos atrapa, podemos pensar en ser económicamente independientes (o al menos intentarlo) lo cual nos entrega las maravillosas posibilidades de la rentabilidad como, entre otros, gustitos fashionistas, salidas cuicas (ir al cine y pagar la entrada cara el viernes en la tarde ya da un poco más lo mismo) y sabores diferentes.
Además, al volver a la vorágine santiaguina hay algo que se agradece más que todo el dinero del mundo y eso es poder volver a escaparse de ella cuando se tenga la menor oportunidad; ya sea en una junta espontánea con amigos o una arrancadita a la playa o a la nieve que nos permitan recordar que lo mejor siempre estará cerca si uno se lo propone.
I'm baaaaaaack!!!
Es díficil enough volver a la ciudad, aunque nunca me fui por más de una semana, volver así como en serio, así como en marzo, implica dar la cara a la fuerte, humeante y vaporosa realidad... esa de la que me logré escapar casi un mes entero.
Resulta inverosímil que ya deba rearmar un horario, esta vez no académico, y decidirme de una vez a ser joven profesional con trabajo, con estudios a medio terminar y pololo a tiempo completo (lo que es siempe un agrado) y renunciar a los pequeños placeres veraniegos para cambiarlos por pantalones de señorita y zapatos cerrados. Si hasta el gym se hace más lejano por culpa de la jornada laborar y las reuniones sociales se alejan entre sí por culpa del cansancio congénito de todos.
Sin embargo, no todo es malo estos 10 meses del año que quedan por delante porque ahora, que marzo nos atrapa, podemos pensar en ser económicamente independientes (o al menos intentarlo) lo cual nos entrega las maravillosas posibilidades de la rentabilidad como, entre otros, gustitos fashionistas, salidas cuicas (ir al cine y pagar la entrada cara el viernes en la tarde ya da un poco más lo mismo) y sabores diferentes.
Además, al volver a la vorágine santiaguina hay algo que se agradece más que todo el dinero del mundo y eso es poder volver a escaparse de ella cuando se tenga la menor oportunidad; ya sea en una junta espontánea con amigos o una arrancadita a la playa o a la nieve que nos permitan recordar que lo mejor siempre estará cerca si uno se lo propone.
I'm baaaaaaack!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario